sábado, 22 de marzo de 2008

Extraña permanencia



EL ALTILLO

No saben cómo se encuentra en el altillo removiendo en la antigua pintura anquilosada. Hasta que la blancura devuelve su aguada y se vuelve amplia, voluminosa, pudiendo proyectar sobre ella la parquedad de la coloración andina. Entonces, la piedra devuelve su sacralidad a los legos y la hora se dobla.
Cómo se sale de la letra? ¿Hacia qué parajes?.
Si ella retiene todas las coyunturas y se arma justamente con la fuerza de la retención, hasta expulsar las amarras en sobresaltos y envistiendo desnudas bocacalles.
Piensan los actores.
¿Cómo se sale? ¿Por dónde?
Dicen

Armando esa pregunta como un disco que se lanza por fuera y por dentro del vocabulario, tal vez establezcamos la otra ruta inversa y múltiple.
Aclaran
La que se plantea desde la fase lunar hasta el repliegue de una convulsión y su internación inmediata.

Qué estadios comparecen
inquieren
Ninguno queda como excepción, pues si dejáramos uno afuera, el otro portal se abriría inmediatamente.

Adela entra a la habitación vestida de blanco, a la espera de que la luz llegue hasta sus zapatos dorándolos.
Zapatos de Magritte, incluso hasta los incrédulos mirarían su pié desnudo, el amanecer también despierta la vocación a la carne.
Sobre el vestido singular, la piel de los devotos de los tiempos antiguos, cerca del muro, las fotos dispersas eluden cualquier interpretación.
Ella entra a la habitación, la piel sellada. Es la ejecutante que deja todo atrás haciendo fluir los órganos y su continuo movimiento. La vibración de la madera es un sonido vital, para esos inermes que, a puerta cerrada, como después de una cirugía en la que se explora el cuerpo, remueven los órganos, bajando el pulso, y las arterias se atropellan la repartición de la sangre.
Esperan.
Están en esa sala para planificar una práctica ceremonial. Portan en su nombre genital una reseña histórica. Hay que ver a Adela desprenderse de su olor, que atrae a todos y los hace predicar errantes tópicos.
Ella requiere de toda atención, inserta en materiales humanos como son la curiosidad, la inquietud, cualquier exploración la deja desprovista de luz, inclinada a la noche y al irreprimible sello del deseo.
Por lo tanto la hora para las actuaciones la piensan con rigor.
Examinada con un instrumental exiguo: una pluma de cincel muy fino, un lápiz con tinta negra, un archivo. Muchas láminas de distinta textura.
Aunque no se haya acordado previamente, hay jerarquías entre los actores. Esto se refleja en la calidad del papel que se les otorga, siempre tan cambiante.
Es breve el espacio concedido a su desplazamiento.
Son ellos el montaje; ella, el único soporte.

viernes, 7 de marzo de 2008

Emplazamientos



Apagada apagada
pego una letra azul sobre
tu rostro
mojo tus labrios hablo
No
me dices

yo no he juntado aún la primera sílaba.



Mi primer cuerpo se abrió al deso
El segundo a su falta

Ahora, yo miro silenciosa la herida en que
esos dos cuerpos me dejaron

Ninguno de los dos ha cicatrizado
pero conozco la operación de la sutura.

El primer cuerpo es falla
y el segundo su trama.

Opero sobre la redención de la falla
de la falla


Los viejos hilvanos claman:
es un relato incierto






Filiaciones





Estampa en que su cuerpo flota sobre estas sucias aguas.

Se reconoce síntoma
Se sabe vana.

Ha arrojado su vida por ser imagen

Los transeúntes que apenas la conocen
Conectan su paso a sus cabellos
Entonces la araña que ensombrece su viaje sin descanso
Los hace oír sus velo- violines enmarañados:
Sus mensajes
Que pesan más que la memoria
Más que la pasión
Pesan en verdad como el dolor de toda gran pasión
Es una cavidad donde un amor sin fondo
Se reconoce para siempre
Solo


“Me llenó el lenguaje de su centro. Me expiró su pasado.
Dancé sobre la fuente : todo mi goce fue inmaterial.”


Alegórica es ella
cuando cimbra su brazo
“lo alzo por ti” -declama la fantasma.
Ya otra lo hizo
y hoy es su sepelio el que excavo a tu sombra”

Suda su axila
Corta el aliento la humedad de su huella

De su cerebro se extrae una joya

Tus manos de alambrada no han vuelto a escarnecerme”.




¿Y si mi pelo fuera de seda
para los alambrados;
si mi pelo fuera esta música
que ellos me dicen: te oigo?
¿O si fuera yo no más la que me escucho
cuando hablan,
yo no más frente al cielo material
tocada como el río por sus sucias cunetas,
la esteparia,
la cubierta de flores,
sin brazos que llenar,
la derramada?

¿Será por eso que tiemblan de naúsea las baldosas
cuando se recogen al amanecer
pues saben que ellas siempre
osamenta fueron de otra vieja piedra?

“Como circunvalantes, ávidos de placer, los lechos negros
derramaron la labia de su fuente. Y yo expandí la urbe
de mi boca cautiva en su mensaje”.




LAS ALUCINACIONES DEL METRO

Vibra en su cuerpo cada hebra de plata
Cuando se abre su última fuente.

Estampa en que su cuerpo flota sobre estas sucias aguas.

Se reconoce síntoma
Se sabe vana.

Ha arrojado su vida por ser imagen

Los transeúntes que apenas la conocen
Conectan su paso a sus cabellos
Entonces la araña que ensombrece su viaje sin descanso
Los hace oír sus velo- violines enmarañados:
Sus mensajes
Que pesan más que la memoria
Más que la pasión
Pesan en verdad como el dolor de toda gran pasión
Es una cavidad donde un amor sin fondo
Se reconoce para siempre
Solo

“Me llenó el lenguaje de su centro. Me expiró su pasado.
Dancé sobre la fuente : todo mi goce fue inmaterial.”

¿Y si mi pelo fuera de seda
Para los alambrados:
Si mi pelo fuera esta música
Que ellos me dicen : te oigo?
¿O si fuera yo no más la que me escucho
Cuando hablan,
Yo no más frente al cielo material
Tocada como el río por sus sucias cunetas,
La esteparia,
La cubierta de flores,
Sin brazos que llenar,
La derramada?

¿Será por eso que tiemblan de náusea las baldosas
Cuando se recogen al amanecer
Pues saben que ellas siempre
Osamenta fueron de otra vieja piedra

“Como circulantes, ávidos de placer, los lechos negros
Derramaron la lavia de su fuente. Y yo expandí la urbe
De mi boca cautiva en su mensaje”

Del ruido al eco, del eco al alarido
Del alarido, la resaca hundida
Y es una procesión de olas la que anida
Para su invocación la roja llamarada

Su dotación herida viste a los transeúntes

Qué pronto llegan a este rumor las estepas
Su nocturno lamento
Llama a las estaciones traicionadas.

Y el sonido del tiempo crece espacios
Por donde se mueven sordamente
Las rumorosas aguas
De esta tierra


Hasta rebotar otra vez
En mi garganta
Que relata sin piedad
El sueño inmóvil

“Oh , sudor de esta habla anegando en su espejo la turbia marejada.
Su marca inexplotable aún rastrea mis sueños”.

Con la voz rebajada
Humillándome casi
Dije
Cántamelo otra vez
No me digas que nunca

“Mi goce de cautiva: otra vez me cedió a su duro patrocinio “.